Las hortensias pueden florecer en verano
y los cisnes pueden recorrer una laguna
toda su vida, si es de su agrado.
A los niños también les pasa
lo mismo
se instalan en uno
como precursores de cosas
enquistadas como creencias divinas
y mantienen esa estructura
emocional para determinar así
los rasgos de una personalidad
que en general le cuesta moverse
hacia lugares donde haya perspectivas
de un sol diferente.
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viernes, 26 de septiembre de 2014
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