Proceder hacia el ego como una forma novedosa de abrazarlo.
Una vez producido ese abrazo, conservar la energía vital que emana el ego hasta sentir también sus límites, su codicia y su astucia.
Fijarse si la proximidad incluye una tensión más o menos aguda a favor de una fascinación hacia un lugar elevado.
Y si ese lugar elevado está condicionado a la mirada del prójimo, o se sostiene más bien por la empatía con el prójimo.
- Recordar que se trata de cosas muy difíciles de modo de aceptar mejor las múltiples frustraciones al respecto-.
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miércoles, 8 de octubre de 2014
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