Hay tardes que cuando el pez salta
ese mundo que está afuera lo llama.
El oro sobre el oro de los ríos.
Y en ese más allá
se reconoce una bola de fuego
que se interna en un lugar
también fuerte.
Y entonces se imagina subido,
él un pez frente a otro pez,
todavía más grande, yendo a los saltos,
hasta esa bola de fuego,
que se sumerge en el agua.
Archivo del blog
lunes, 3 de noviembre de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Miles de millones
Me levanto después de vivir una serie de sueños intensos que quieren dejar ir miles de millones de eventos que no se drenan, permanecen a l...
-
El genio rockero me miró con sorpresa y después, víctima de cierta discordancia, tentado, me respondió: “Okay my lord”. Se volteó y preguntó...
-
Sigue el ritmo de los días y las estaciones, con la alegría de quienes viven el instante como los pájaros, y así encuentra cada mañana un ...
-
Una vez levantado de la siesta, y luego de quedarme mirando el techo un buen rato, decidí que lo mejor sería terminar algunos dibujos que te...
No hay comentarios:
Publicar un comentario