Las golondrinas juegan entre sí.
En unos kilómetros,
plantas de yerba y las muchas formas
que hay de cortarlas. Y las hormigas,
todavía más incontables, en la mansedumbre del campo,
donde el sol adormece a las fieras
hasta que las deja debajo de árboles,
muy pequeños a veces,
y otras veces centenarios, hasta como sufridos.
En unos kilómetros,
plantas de yerba y las muchas formas
que hay de cortarlas. Y las hormigas,
todavía más incontables, en la mansedumbre del campo,
donde el sol adormece a las fieras
hasta que las deja debajo de árboles,
muy pequeños a veces,
y otras veces centenarios, hasta como sufridos.
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