Los hombres que caminan
por la costa miran hacia los
montes. Los pueblos deben crecer
dice un viejo que se ha criado cerca de allí
y ahora transita como puede las
categorías que trae el desarrollo.
A tal punto que los ríos al final
arrastran de todo. Y sin embargo
los laureles florecen en calles tocadas
por un rocío
que en verano te hace querer echarte a descansar
y los jacarandás tonifican las casas
hechas por arquitectos solventes.
Ahí los chicos llevan sus cosas
de forma ordenada. Y aquí en casa
vivimos con cuadros de paisajes bucólicos
y por las repisas muñecos de jade.
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