Llegó un día en que todas los pensamientos
se encaminaron por fin hacia un cúmulo
de luz que se los llevó muy lejos
y un mar de un espléndido azul
se mantuvo una
y otra vez en mi cabeza
arrullándome con sus olas, pequeñas
y calmas. Y las gaviotas enseguida
se acercaron, silenciosas, como yo las quería
a admirar conmigo la paz del espectáculo.
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