A medida que nos fuimos alejando
de los juicios concluyentes y las decisiones
irreversibles, más celeste se volvió el cielo.
Los pájaros de todos los reinos cantaron con más fuerza,
y las fuentes mejor diseñadas tuvieron un murmullo
más perceptible.
Pero ese cambio sideral fue solo para nosotros.
Muchos otros siguieron sin ver esas prodigiosas
diferencias de a poco adquiridas.
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