Esos tenues momentos que
se vuelven de pronto
muy intensos, cuando
mirás lo que hay alrededor
y notás que las cosas, el
tiempo, el estar, el cielo,
precisan de un agradecimiento
profundo, muy a tu alcance,
que los acompañe.
Son las seis y veintidós de la mañana. Me desperté por segunda vez en la noche, como tantas veces, inmerso en sueños implacables, continuos,...
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