domingo, 28 de agosto de 2016

Visible y floreciente


Hoy al mediodía, bajo la lluvia,
mientras caminaba por la vereda para ir a buscar a mi hija, 
ante una desgracia ajena, sentí que de ese lado de la calle, a mi alcance,
estaban los motivos para darle un sentido potente y profundo 
a esa tragedia hasta dejarla reducida a un acto redentor.

Y al mismo tiempo, presentí que enfrente, 
sobre la otra vereda, había un mundo azaroso y absurdo 
que no atinaba a lograr una quietud siquiera aproximada.

Y en el asfalto fui capaz de no tomar una elección específica.
Pude dejar que las cosas siguieran más allá de mis creencias.

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