Estoy
junto a un perro vagabundo
que
huele los restos de un lobo marino con devoción
y al
mismo tiempo miedo,
al
costado de un mar que permanece calmo
un día
en donde nada se mueve
porque
todos nos hemos quedado
en busca
de un poco de ese calor
que después
de mucho ofrece hoy el sol.
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