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viernes, 12 de enero de 2018
Océano expectante
Intentó el monje mayor apartarse
de la grandielocuencia de los discursos
que buscaban palabras destinadas a generar
algún tipo de esclarecimiento en los otros.
Pero el río estaba demasiado turbio
aún para que las transparencias del agua
enseñasen a los discípulos algo.
De manera que el monje mayor
debió hablar cuidándose de no quedar
seducido él mismo por sus palabras
que, como ágiles peces, fluían hacia
un océano que estaba más allá, inmenso,
azul, en todos lados, expectante.
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