viernes, 2 de marzo de 2018

La pirámide de Chichen Itzá


Soñé que con mi amigo que ahora vive muy lejos
subíamos la pirámide de Chichen Itzá una noche de luna llena
mientras unos grillos cantaban y los perros decían lo suyo,
y en lo alto del monumento mirábamos el paisaje,
que de pronto dejó de tener algún vestigio de humanidad
para convertirse en un edén en donde se intuía una presencia
que, sin embargo, a medida que el tiempo corría, nunca se mostraba.

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