Si antes del tiempo, como dicen, no había nada,
algo generó lo que vino después y desde entonces recorre
las alturas y cada rincón donde los tímidos conejos
y demás animalitos, entre matorrales y flores silvestres,
deambulan a la espera de acontecimientos.
Buscamos entender los eventos que nos llevan
a través de un río cargado que busca un mar
alabado por esbeltas sacerdotisas
que cantan en un idioma muy antiguo.
Pero siempre está el elemento infinito
incluso cuando vamos como curtidos guerreros
de una batalla decidida por unos,
que responden a otros, que a su vez
son influenciados por otros.
Y sin embargo, en el extenso y polvoriento camino,
buscamos en las flores algo distinto e íntimo.
lunes, 2 de abril de 2018
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