Una vuelta por la potencia de las avenidas
en busca de una civilización insomne y devota
de las antiguas y esplendorosas pajareras.
Lo pujante que te aclama es esa hembra
que pide besarte y después te deja al costado
del camino junto a unos taciturnos buitres
que empiezan a parecerte débiles y simpáticos,
mientras seguís cansado preguntándote
por el valor que tiene algo tan perfecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario