sábado, 21 de abril de 2018

Generaciones



1
Permanecemos a la espera y al mismo tiempo
en la búsqueda del laberinto que podríamos diluir
gracias al acto sincero consecuencia del trabajo realizado
a través del polvoriento camino que nos llevó
a las heladas cumbres durante el lapso que estuvimos
como perros dolientes y desesperanzados
en los altares entrevistos durante noches
donde nada se movía y sin embargo algo respiraba
a la sombra del creador magnífico
que gracias a nuestra delicada tarea
nos adoptó como hijos dilectos,
y de inmediato nos dejó junto a los gendarmes
de un mausoleo donde no se lamentan los cuerpos caídos.

Eso fue gracias a la fugaz comprensión
alcanzada un día de una inesperada calma
en el azul celestial que tenían las playas
del amanecer de pronto liberado.




2
Ahora las gaviotas, muy arriba,
quieren que me vuelva menos rígido,
más apto para el fin buscado.


3
Los titanes eran altos, fogosos e imprevisibles,
y con el paso abismal de los días debieron volverse
versátiles y humildes para así crecer
enraizados a lo que interpretaban
pero no podían dominar.

Cuando soltamos nuestro conocido y pequeño arte
llegamos donde las fricciones ceden
y los modos se transforman en esencia.

Y no hay afuera y adentro, arriba o abajo.

Pero para eso hay que trabajar mucho.
Los faroles deben ser encendidos.



4
Ocurre porque las fascinaciones de las deidades
no alcanzan para besar el muro con la devoción que sosiega
hasta que la complejidad ronda el cuerpo
ya no más exaltado sino querido
en la propia lógica del peligro inquietante
que, desde que decidimos entregarnos,
no acecha ni canta, ni balbucea siquiera
porque uno percibe la claridad
que tiene la montaña en nosotros.

Es decir, la concentración puede volverse
atenta a su propia imperfección
para así lograr una figura más nítida
que disfrute la sobrenaturalidad que rapta.

Esto ocurrió un día de comienzos de abril
cuando el calor cede, los días se acortan
y las rosas son la luz a nuestro alcance
mientras nos abrazamos los unos a los otros,
orgullosos y seguros de que hemos logrado trascender
determinado lugar para ser nosotros
el elemento en cuestión.


5
Ahora somos capaces de pintar
a los antiguos héroes entregándose a sus dudas
mientras las puertas quedan abiertas y una gota de rocío
nos baña con sensuales perfiles.

Todo nos pertenece sin ser específicamente necesario
y lo mismo los otros cuerpos que se relajan
en los alrededores del parque.

Y no precisamos evaluar por qué se genera
una liberación que alimenta
al cada vez más florecido jardín que toca
un antiguo puerto alguna vez visto
en el atardecer de un cuadro que recibió
nuestro padre de su muy querido padre.






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