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martes, 27 de marzo de 2018

Antes del lenguaje


Casi ya no se mueven las cosas ni trinan los pájaros.
El mar está quieto y los barcos también.
Los árboles también optaron por abandonarse.

Las frías tardes placenteras caen sobre ciudades
desbordadas de plantas donde los sonidos
son la respiración misma que se apacigua.

Casi no hay más que una cálida pertenencia.
La quisiéramos ofrecer a las tiernas manos de otros.

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