La prisión más grande empieza en uno;
no busquemos respuestas en lo que aparece escrito
en las tumbas, donde algunos, ahora idos,
quisieron fijar un motivo de poder y de unión.
Nuestro poder no pueden ser palabras
que les pertenecen a otros,
ni puede entregarse a quienes viven
sin saber que los sistemas exceden a los hombres
y que por sus intersticios brota el líquido
corrosivo y pegajoso llamado competencia.
Archivo del blog
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
El examen
Optamos con mi hijo por ir a desayunar afuera, justo en la mesa que ocupa el vértice entre la galería de un costado y mira de frente a la s...
-
El genio rockero me miró con sorpresa y después, víctima de cierta discordancia, tentado, me respondió: “Okay my lord”. Se volteó y preguntó...
-
Una vez levantado de la siesta, y luego de quedarme mirando el techo un buen rato, decidí que lo mejor sería terminar algunos dibujos que te...
-
Viajo junto a un hombre pequeño, de mirada afable, con un gesto de humanidad comprensivo con el prójimo. O al menos lo supongo cuando lo s...
No hay comentarios:
Publicar un comentario