Ahí estuvimos, y en mi mente todavía estamos,
pero con los años todo se vuelve más y más irreal.
O mejor dicho, ya es parte de un pasado querido,
cada día más lejano, ese tiempo que estuvimos
uno junto al otro, conscientes de que ese instante
era especial de incontables maneras. Y que lo mismo
toda esa grandiosidad, la del momento, la nuestra,
la de cada detalle que participaba con nosotros,
se iba a ir como todo se va a nuestro alrededor,
sin que podamos hacer otra cosa más que querernos
y aceptar que nosotros mismos, junto con todos,
corremos hacia un pequeño agujero
que devora a la materia y la hace renacer
sin que haya un motivo fuerte ni aparente.
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domingo, 25 de noviembre de 2018
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