En un sueño entendí
que en realidad nuestro presidente
quiere pertenecer al mundo de la gente,
no ser un millonario apartado de todos,
porque entre los estirados y encumbrados
él no se siente parte, ni aceptado,
pero al final no termina funcionando
en un lado ni en el otro. Y es un desclasado.
Lo viví a través de una secuencia
que sitúa al presidente en un antro
donde la gente baila y bebe;
y él quiere hacer lo mismo,
pero su gracia es nula,
y no sé si lo capta
pero lo la gente lo acecha con tensión.
Y en ese clima me desperté.
Amanecía, los pájaros lo celebraban,
el verde se revelaba y el jardín entero
era un lugar de adoración para sí mismo.
y agradecí eso. Y el agradecimiento resultó
una salvación que me elevó de mí mismo.
Y me propuse agradecer todos los días
para vibrar en ese continúo fluir
que tiene el universo y apenas capto.
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