Me interesa mucho cómo los mismos pensamientos, en tanto son una realidad finalmente física, tienen una dinámica y crean ciertos circuitos que responden a leyes que, por lo tanto, pueden ser, con mucho trabajo, modificados también en función de parámetros físicos.
Es decir que con esquemas diferentes en mi pensamiento puedo afrontar nuevas dinámicas mentales y modificar circuitos inconvenientes para mi desarrollo existencial. Para esto, sin embargo, no es suficiente con repetir determinadas ideas o algo por el estilo, sino que es necesario llegar a una profunda comprensión de las dinámicas mentales que empleamos y estar conscientes en trabajar en su desarrollo.
Las personas, basados en nuestras respuestas a la angustia o el miedo, solemos crear circuitos o dinámicas de pensamiento -por ejemplo el recurrir a determinadas creencias- que en realidad han sido la respuesta, en cierto momento de nuestra historia, a ciertos acontecimientos. Lo llamativo es advertir que esos mismos circuitos -que se suelen tomar como válidos-, son la manera que emplea nuestra mente, una y otra vez, a la largo de los años, e incluso cuando muchas de las causas ya no están, para enfrentar, de un modo limitado, nuevas coyunturas.
Muchas veces, a esas tendencias o circuitos las creemos parte de nuestro carácter. Palabra que entraña una noción de estructura inmutable que en realidad no es tan férrea: la profunda comprensión de que nuestras creencias existenciales más arraigadas son una construcción y no una realidad, implica que que lo que llamamos "carácter" -que responde en gran medida a dinámicas mentales- puede ser modificado profundamente de una manera trabajosa y lenta.
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