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viernes, 10 de enero de 2020
La historia de la religión vista en la catedral de Lucca
Los hombres fueron criados para ser
fieles observadores de las enseñanzas de Cristo.
Cristo murió en la cruz porque tuvo
que sacrificarse para redimir el pecado original
de Adán y Eva, los primeros habitantes
de esta extensa y variada tierra.
Dios, su padre, de hecho, lo envío para eso.
Cristo, en su corta vida, nos reveló
el don de la misericordia, de la comprensión al prójimo
y muchas otras cosas hermosas
que tienen que ver con el amor.
Muchos lo quisieron imitar
y trabajosamente fueron santos.
Y muchos más conformaron una iglesia
que estableció las bases de lo que había que hacer
y lo que no había que hacer durante miles de años,
y para toda la eternidad según esos muchos.
Muchos perecieron víctimas de esas férreas reglas.
Otros dicen haberse salvado. Muchos más oscilaron
entre esas reglas y las prohibiciones,
y no se sintieron a la altura de lo que se les exigía.
Y muchos se permitieron esos deslices
y se adentraron en la posibilidad
de aprender de ellos mismos, y de ese modo
lidiaron con los diferentes matices que veían
en los fantásticos cuadros que muchos habían hecho
para glorificar todo esto que cuento.
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