Un espacio de luz en la orilla
en la parte donde cerca y más arriba
los gallos duermen a la espera del día.
De eso habla, supongo,
lo que reverenciábamos.
De la fuerza impalpable sobre el mar.
Los mismos caballos junto a espinillos como oradores al costado del camino. Y a la ida y a la vuelta, la obsesión de no pensar. También el...
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