Vas en el auto,
el aire es templado,
la noche quieta,
los grillos cantan,
los plumerillos
apenas se mueven.
El camino de tantos días
ahora es un palacio
en la montaña.
Y te acordás de un mundo
que no era demasiado lindo
y está roto.
Estuve en la casa de las afueras de la ciudad. Durante la noche, las gotas sobre el techo de chapa siempre me producen la felicidad que ce...
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