Esos perros
dos por tres aúllan
en las noches heladas
ante el agua dulce y negra.
Y todavía siguen ahí
cuando el sol aparece
y el frío cede.
Los mismos caballos junto a espinillos como oradores al costado del camino. Y a la ida y a la vuelta, la obsesión de no pensar. También el...
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