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miércoles, 24 de mayo de 2023

Pérez Museum

Miami. Visita al Pérez Museum. En las afueras, esculturas de perros de distintas razas pintados con colores estridentes y rodeados de plantas tropicales y flores. El edificio y el parque, junto a la bahía, me recordaron a cierto lugar de Brasil que no puedo precisar. Tal vez alguna zona de Río de Janeiro. Asociaciones que hace mi cabeza y que no tienen una ubicación cierta en la lógica y menos en el lenguaje. Recuerdos vagos, conexiones que no terminan de extender un hilo y que quisiera ver en toda su dimensión. Pero no, permanecen bajo el agua...

Leandro Erlich era el artista expuesto. Me gustó. Una mirada perspicaz de mi ciudad: Buenos Aires. La visión desde una ventana, con una persiana que tiene ranuras, permite al espectador ver distintas escenas de departamentos contiguos, como si uno fuera vecino. Funciona y lo mismo un ascensor (que, al abrir sus puertas, muestra a sus ocupantes).

Pero volviendo al edificio. En las ventanas se muestran distintas escenas. Algunas con un contenido erótico: dos chicas de unos veinte años juegan a ser modelos, ¿o son en verdad modelos? Con juegos y pausas, se cambian distintas prendas. La otra escena también lograda: dos hombres con una mujer. Los tres hablan frente a un escritorio de oficina. La mujer es alta y tiene piernas largas y un vestido rojo. Es sensual. Sí, tiene un cuerpo y una prestancia fuera de serie. Los hombres aparentan ser empresarios o podrían ser también dos profesionales encumbrados. Uno, el que parece estar de visita, recibe caricias subrepticias de la mujer mientras el otro se retira por unos instantes de la oficina. Y cuando al poco tiempo vuelve, encuentra a la mujer en la falda de ese otro hombre Y ella se levanta rauda. El acierto es más que nada cinematográfico. Trabajos que insisten en destacar que a nuestra mirada la engañan seguido (y para demostrar eso trabaja mucho con espejos en diferentes obras). 

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