No había nadie en el parque.
La ciudad será otra vez bellísima, dijiste.
El viento movía laureles rosados y blancos.
Alguien había plantado uno de cada color
en una fila que tendía a arquearse.
¿Fue solo un sueño?
Centro de Búzios, noche fresca con viento. Estamos con mi familia sentados en una mesa de un restaurante moderno, delicado en su estética, c...
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