miércoles, 26 de marzo de 2025

Un cielo estrellado

 

Una noche azul con una luna blanca,

el campo y un montón de autos 

y camiones en la ruta a la espera 

de que, ante una emergencia, 

los hombres encargados de liberarla 

terminen su trabajo. Bajo del auto, tengo 

la ventanilla baja. Prendo la radio y enseguida 

escucho unas bocinas: festejan un gol 

de la selección nacional. 

Más allá, me pregunto qué tipo de tragedia 

ha sufrido uno o varios que provocó

el detenimiento de la autopista.

Más autos se suman a la espera.

Miro: a mi espalda la fila parece interminable.

Me corro hacia el pasto, arriba están las estrellas.

La noche es fresca, perfecta. El campo lo es también.

El problema está más adelante. 

Apenas a media cuadra, calculo. Entonces,

me pregunto si no es mejor pegar la vuelta

aprovechando un retorno que observo

a mi izquierda. Pero de pronto el tráfico avanza,

sigo unos metros y veo un auto calcinado 

y unos bomberos trabajando y nada más.  

Ningún rastro de un ser humano afectado. 

Quién sabe que pudo pasar entre el partido 

que tiene a tantos pendientes, ese auto, 

los que estaban en él, y arriba, en las estrellas. 

Son tantas que cubren el cielo y lo vuelven

infinito, lejano, misterioso,  y bello. 

Es muy bello, me repito,

y la visión del auto quemado me acompaña.

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