Incluyo a esas viejas que en la
confitería evitan la muerte
y tomo a los que salen de la
iglesia con la certeza de algo.
Toco a las que usan botas altas
y voy a los que asumen el día a sabiendas
que otros ensayan gestos y palabras.
Evoco también esa noción que brama el tráfico,
y les digo: estoy de pie, con la copa en alto.
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