Los
pastizales arden
en
favor de los pájaros
exaltados que recuerdan
esos
sueños de las noches sin luna
en
donde las voces de los hombres
eran
más audibles que nunca
y los
osos, en sus cuevas,
dormían
los días de los días
para
después renacer
en
forma de abejas
sin
siquiera saber
algo
de eso.
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