El pan de la mañana
que tomo para mí
es un hábito que debo valorar más en toda
su dimensión práctica y mística.
Y digo esto último, no en un sentido elevado, sino
en su acepción más simple.
Mi hijo acaba de salir a juntarse con sus amigos. Unas chicas, según me confesó, también son de la partida y luego la ida a bailar. Fue la p...
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