La aceleración y desaceleración
del campo mientras las vaquitas pobres
continúan pastando y pastando.
Los vuelcos que a veces tienen
los camiones
y la inspiración que se pierde
a manos de la insolvencia
de la falta de ideas que asume
el terreno conocido por los vándalos
esos seres que atronaban la civilización
¿o eran ellos los que venían a darle
impulso al tiempo sobre el tiempo
que se había plantado
como un estupefaciente atroz
sobre la verdadera ciudad de Dios?
No hay Dios, ni dios, ni diosito
sobre el campo a medida que anochece
y uno debe seguir, y seguir, no dormir
no estar erecto sobre la idea tan recurrente
de pensar siempre en lo mismo
que es sobre lo que no se debe pensar.
A veces te agota eso
como te agota la fantasía
que esparcen las mujeres
cuando se perfuman y piensan
que sus dones te llevan hasta lo más lejos.
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