Los caballos se desbocan por calles
con límites difusos gracias a la niebla
que envuelve estos días de invierno
que no rugen, ni hablan, ni muestran nada
que no les sea propio.
Esos días tus padres volvían a organizar los tés de invierno con la chimenea prendida. Supongo que para imitar a tus abuelos cuando hace t...
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