Estoy
junto a un perro que huele
los restos de un lobo marino con devoción
y al mismo tiempo miedo.
Más atrás, el mar permanece calmo.
Dos gaviotas, en la orilla, pareciera
que observan esa tranquilidad.
En este día, todos nos hemos quedado
deleitándonos con el incipiente calor
que después de tanto tiempo
los restos de un lobo marino con devoción
y al mismo tiempo miedo.
Más atrás, el mar permanece calmo.
Dos gaviotas, en la orilla, pareciera
que observan esa tranquilidad.
En este día, todos nos hemos quedado
deleitándonos con el incipiente calor
que después de tanto tiempo
ofrece el sol.
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