El campo,
con sus vacas al fondo,
sigue en
el sereno ritmo que percibo
en la
medida que me bajo del auto
y me
alejo de la ruta y los pastos altos
se dejan
vencer por mis pies
que
avanzan mientras el mundo,
amable
por todos lados hasta lo infinito,
se
intenta acomodar sin éxito
a las
pretensiones de todos nosotros.
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