En el primoroso
lugar donde siempre estuviste
hoy no
estás. Tal vez por un error mío,
o no sé bien
por qué. En todo caso,
te
espero para remediarlo, por los siglos
de los
siglos, donde vos digas.
Optamos con mi hijo por ir a desayunar afuera, justo en la mesa que ocupa el vértice entre la galería de un costado y mira de frente a la s...
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