Cuando te informaron que debías
irte para no volver,
descubriste nuevos
detalles en la célebre fuente que tanto
habías admirado todos
esos años
en que los pájaros se
posaron,
una y otra vez, sobre el
mármol, y siguieron.
Caía el sol. Hablaban de lo lindo que sería ver un faro a lo lejos. Una gaviota, al ras del agua, enfrentaba el viento. Contaron l...
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