Quiso obtener un
lugar lleno de naranjos y flores
donde los perros
asoleándose una tarde de invierno,
no fuesen molestados.
Pero ese sueño no cambió el mundo.
Pero ese sueño no cambió el mundo.
Hasta que un día lloró y
calmo
y más tibio que nunca,
y más tibio que nunca,
fue hacia el oscurecido mar,
y se perdió en el sueño
mientras las sirenas lloraban
y se perdió en el sueño
mientras las sirenas lloraban
y los peces lo seguían de cerca.
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