Íbamos por lugares de color verde
-que se exalta a sí mismo con montones de matices-
donde los tibios ríos era transparentes,
y por lo tanto dejaban ver grandes peces
que nadaban plácidos, y los pájaros,
en lo alto, eran coloridos y estaban alegres,
como amansados por la idea de que ahí no había
ninguna frustración ni pena, ni siquiera un desamor incipiente
que pudiera estropear la fascinación que el paisaje quería fijar en nosotros,
que todavía nos manteníamos esperanzados de que lo absoluto
sea un límite cierto, pero conscientes de que el espectáculo
debía tratarse de un sueño rápido y candoroso, o algo por el estilo.
Archivo del blog
jueves, 1 de junio de 2017
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Acrópolis
Aún te creías capaz de realizar un progreso importante. En tu infancia, un lobo marino se acercaba a tomar los peces que ponías en la ...
-
El genio rockero me miró con sorpresa y después, víctima de cierta discordancia, tentado, me respondió: “Okay my lord”. Se volteó y preguntó...
-
Vuelvo de la playa abrumado. Y lo peor no es esa sensación tan grande, lo peor es cuando la realidad te persigue y te alimenta: hoy iba por ...
-
Creo que es mejor que les cuente un poco de Carola. Una premisa que no es sencilla porque mis percepciones cambiaron con los años de manera ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario