Soñé que mi voz adquiría
una manera sólida y grácil,
y al mismo tiempo cariñosa.
Mis versos de pronto eran
una pálida manta que caía
sobre el pasto de un acantilado.
Era el mes de octubre de un día soleado,
tenue y ventoso. Y esa voz, mi voz,
de tan hermosa, era por fin reconocida
por los dioses, que me llamaban
para sentarme a su lado, me palmeaban
el hombro, y me prometían que,
aunque algún día mi corazón
dejase de latir, mis palabras permanecerían
como una muestra de mi meritorio paso
por esta castigada y al mismo tiempo
fértil y amplia tierra.
Y no supe qué pensar de ese sueño.
Ni lo sé ahora. Y tal vez nunca
lo sepa, aunque revelarlo sea
un motivo esencial en mi vida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
De pronto
De pronto, todo en mi vida era perfecto. O tal vez, ideal en el sentido de que era todo lo que debía ser. Y cuando digo todo, hablo tambié...
-
Creo que es mejor que les cuente un poco de Carola. Una premisa que no es sencilla porque mis percepciones cambiaron con los años de manera ...
-
Vuelvo de la playa abrumado. Y lo peor no es esa sensación tan grande, lo peor es cuando la realidad te persigue y te alimenta: hoy iba por ...
-
Y desmoronado como estaba recibí el lazo sagrado. Entró en mí el juguete voluptuoso de Flavia. Y cuando entró, empecé a sentir un dolor que,...
No hay comentarios:
Publicar un comentario