viernes, 9 de junio de 2017
Perros sagrados
Señor, te pido me des una vida plácida,
libre de preocupaciones y rebosante de una alegría
basada en la sensación primordial que tuve
en una playa a los siete años
cuando en la arena, acostado, sentí el mar
y miré unas olas, altas, mucho más altas
y vertiginosas que las habituales.
Corrían hacia la orilla mientras un viento fresco
tocaba a las gaviotas, que ese día luminoso,
andaban en lo alto.
Era el inicio de un verano
y yo necesitaba creer.
Pero mi Señor, hoy sé que eso
no es posible porque no hay garantía
que existas y llegado el caso
atiendas los ruegos de alguien.
Mucho menos los míos.
Y para decir la verdad, tampoco tengo
la convicción de que esa vida sea posible.
La visión de unos perros sagrados
que descansan junto a las pirámides.
Por eso te digo Señor,
estoy dispuesto a andar.
Salgo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
De pronto
De pronto, todo en mi vida era perfecto. O tal vez, ideal en el sentido de que era todo lo que debía ser. Y cuando digo todo, hablo tambié...
-
Creo que es mejor que les cuente un poco de Carola. Una premisa que no es sencilla porque mis percepciones cambiaron con los años de manera ...
-
Vuelvo de la playa abrumado. Y lo peor no es esa sensación tan grande, lo peor es cuando la realidad te persigue y te alimenta: hoy iba por ...
-
Y desmoronado como estaba recibí el lazo sagrado. Entró en mí el juguete voluptuoso de Flavia. Y cuando entró, empecé a sentir un dolor que,...
No hay comentarios:
Publicar un comentario