En el principio de todas las cosas, fue el movimiento,
un aliento insondable proveniente de una esfera que no podemos situar en ningún
lado porque su origen, estado y condición es muy superior a nuestra mente.
Eso creó las estaciones, los ríos, mares y valles; la tensión que origina el movimiento.
Y eso domina la escena.
Eso creó las estaciones, los ríos, mares y valles; la tensión que origina el movimiento.
Y eso domina la escena.
Nuestra tarea es calibrar esa tensión. Tener un oído musical para las dinámicas que generan las cosas.
Todos buscan adentrarse en un lugar de potencia capaz de alejarse de cierto final.
Cada equivocación en la adecuada lectura de las
dinámicas es la oportunidad para afinar nuestros oídos.
La comprensión de esa capacidad es la principal herramienta de supervivencia que tenemos. Y su medida es la practicidad. No hay un dogma o idea, sino un orden esencialmente versátil.
Abstraer los juicios basados solo en normas generales no sirve para ver el equilibrio.
Determinado espacio y tiempo solo busca provocar el cambio. Celebremos eso.
Abstraer los juicios basados solo en normas generales no sirve para ver el equilibrio.
Determinado espacio y tiempo solo busca provocar el cambio. Celebremos eso.
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