Hay cosas que no llegan a convertirse
en hechos pero lo mismo
inciden en nuestra constelación.
Y si no cómo explicar
que mientras una lluvia de verano se demora,
te sueño en las inmediaciones de un río
con marrones y celestes
capaz de diluirse en un horizonte.
Eso fue hecho generar festejos e incendios
en la proa de un barco
frente a un atardecer magnífico.
Tal vez no lo sepas, pero ese barco
continúa amarrado a una escollera de un puerto
plagado de marineros alegres.
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