Todas las cosas y todas las doctrinas
escapan a nuestras definiciones
y van por los ríos y mares en busca
de un instante en donde la sal que las acompaña
deja de ser un punto relevante, y lo mismo las demás cosas.
Todo busca un instante y lugar en donde
las cosas dejan de estar en cierta categoría
y se enlazan en un ritmo donde se pueda estar
sin necesidad de llegar a ciertas conclusiones
y lo mismo decidir según criterios elaborados
por ideas sutiles para ciertos fines
que no son otros que llegar a cierta liviandad
en un terreno cada vez más profundo.
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