Hoy me levanté con el ánimo de crear algo íntimo, feliz,
tibio y redondeado, algo capaz de ser la rosa que ilumine
este día, y tal vez el que sigue, y con suerte también el próximo,
una rosa ubicada en un jardín pacífico que presenta un estanque
donde, a buena distancia, en cierto costado,
podría vivir un célebre impresionista,
en paz, seguro de que la mente puede ser dominada,
y seguro de que esa dominación no lo va a arrastrar
a ciertas locuras que teme como al mismísimo vacío,
el vacío de no sentirse amado por quien tiene un amor
que es lábil, irritable y precioso, y pequeño también,
pequeño como un ratoncito que desde una gran casa del centro
quiere ir al fantástico y mudo estanque.
lunes, 22 de octubre de 2018
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
La noche quieta
Te sentías mejor gracias al aire templado en la noche quieta. Esa tarde los grillos cantaban, los plumerillos apenas se movían y el ...
-
Creo que es mejor que les cuente un poco de Carola. Una premisa que no es sencilla porque mis percepciones cambiaron con los años de manera ...
-
Vuelvo de la playa abrumado. Y lo peor no es esa sensación tan grande, lo peor es cuando la realidad te persigue y te alimenta: hoy iba por ...
-
Y desmoronado como estaba recibí el lazo sagrado. Entró en mí el juguete voluptuoso de Flavia. Y cuando entró, empecé a sentir un dolor que,...
No hay comentarios:
Publicar un comentario