hacia una dirección
que desvanece toda forma innecesaria
y ahí lo dormido
me permite sentir
la tibia mano de una mujer
que me pide amor
delante de unas hortensias azules.
Optamos con mi hijo por ir a desayunar afuera, justo en la mesa que ocupa el vértice entre la galería de un costado y mira de frente a la s...
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