Veo un silencio sobre ese árbol y sobre ese otro, y veo un silencio incluso más hondo en el interior de su tronco, y veo la tranquilidad que se desprende de su presencia, la latitud que recorre el medio de ese tronco, y esa forma tan acelerada que sigue en mi mente veo, y busco las formas de aplacarla.
Tal vez el método sea estar sentado mucho rato, sentado hasta que todo atisbo de querer hacer algo, de querer después pensar en algo, desaparezca. Entonces tal vez aparezca algo nuevo que no puedo imaginar ahora. Un rocío en la palma de la mano de una humedad distinta tal vez.
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miércoles, 25 de marzo de 2020
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