lunes, 13 de julio de 2020

Pavese en mi casa

Esta tarde, antes de dormir una siesta,
leí una selección de poemas de Pavese.

Hacía mucho que no la leía
-la tengo algo arruinada por una inundación
que sufrió parte de mi biblioteca-.

Leyéndola tuve la imagen de cada instante
que pasé en una estación de servicio
de camino por el Piamonte este enero.

En esa estación me detuve con mi familia
para cargar nafta, almorzar y seguir viaje.
Una hora a lo sumo.

Había en esa estación un viejo, su mujer
y un hijo de mi edad-.La mujer -gestos elegantes-
miró a mis hijos con ternura, el hijo de mi edad,
atravesado por sus tensiones, estaba muy dedicado a su padre.

El padre sería, supongo,
un hombre de éxito material.

Me acuerdo muy bien de la secuencia.
Me acuerdo de los instantes.
Había cierta familiaridad entre ellos y yo.

Tal vez porque una bisabuela mía vino del Piamonte.
Pero ¿quién puede saber algo del alma si no sabemos
en qué se distingue de la mente?

¿Quién puede decirme qué es una conexión,
encontrarle un sentido, saber cómo algo trasciende?

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