Me gustaría hablar de algo conciso y útil alguna vez, pero es difícil porque en realidad es un tanto resbaladizo el mundo, y por supuesto uno anda por ese mundo y, con los años, ya ha tomado nota de la falta de entereza que, en definitiva, tiene para enfrentarlo. Es decir, es muy difícil sostener algún tipo de inspiración, de bienestar, o de un mínimo tranco que nos permita ver lo que tiene ese mundo de bondadoso. En especial, porque el mundo, es sabido, no es bueno ni malo. Negro ni blanco. El mundo básicamente no tiene ningún tipo de atributo moral o ético. Se hace a su propia manera y según esa manera duerme y se despierta, día tras día. Y según esa manera deja ir y venir a sus criaturas.
Y a nosotros, por otra parte, nos toca darle algún tipo de lustre, sentido o historia. Algo, lo que sea que nos justifique. Lo que sea que nos distinga frente a la enorme porción de indolencia que tiene lo que permanece enfrente.
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