martes, 23 de febrero de 2021

Camisas hawaianas


 

Va hacia lo de su amigo. 

Pintan toda la tarde -su amigo 

es un brioso pintor errante-,

cenan en un restaurante cercano

y vuelve extenuado a su casa 

 

por calles mal iluminadas

donde ve fábricas, 

y otros autos

que pasan apurados. 

 

Después, agarra 

la autopista y él mismo 

se apura.

 

Una vez en su casa, 

cierra los ojos

y ve los colores de ese día. 

 

amarillos, verdes,

la casa de su amigo, 

 

el celeste en el cielo 

y el blanco en las nubes.

 

Y escucha 

los perros de ese barrio.  

 

Y retiene más colores, 

negro, fucsia, rosa  

en la camisa hawaiana de su amigo

que camina de nuevo 

adelante suyo

por una calle llena de bares. 

 

Avanza erguido 

y al mismo tiempo desordenado 

en busca del restaurante 

donde van a comer.

 

En esa misma calle

caminaron casi treinta años atrás 

buscando una fiesta. 

 

En ese entonces, no sabía 

qué iba a ser su vida y ahora 

lo sabe, pero casi enseguida duda 

de que pueda saber algo así, 

e intenta dormir.

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