En el agua no querías
estar separado del cuerpo.
Estabas limpio, ibas,
recalabas en el fondo,
subías entre algas, verdes,
fluorescentes, larguísimas;
emergías, eras capaz de ver
lejos. O eso te pareció
por instante.
Optamos con mi hijo por ir a desayunar afuera, justo en la mesa que ocupa el vértice entre la galería de un costado y mira de frente a la s...
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